viernes, 11 de enero de 2013

¡ME SIENTO GANADOR!


Dedicado a mis compañeros de la XII de la ESTE


Todavía se me hace raro ofrecer los espacios más largos del día a actividades sin ninguna productividad. Productividad, por supuesto, entendida en parámetros económicos.
 
Últimamente he dedicado un tiempo bastante significativo a preparar la jornada conmemorativa de la conclusión por parte de un grupo de jóvenes de nuestra carrera universitaria, ahora hace cuarenta años. ¡Ha sido una gozada! Pero tengo que confesar que de vez en cuando tenía la impresión de estar burlándome de la obligatoria seriedad y rectitud que cuatro décadas de profesionalidad impusieron en mi carácter, ya que a cualquier hora de la mañana o de la tarde me entretenía en repasar el menú de la comida del día de la celebración, o me preocupaba por si mengano o zutano llegaría a tiempo a los actos programados. Y miraba a mi alrededor, de miedo a que alguien en actitud vigilante me reprendiera por mi comportamiento incorrecto. Pero tras un momento de zozobra, el recordar que desde ya hace un tiempo pertenezco a la clase pasiva, acreedor de la Seguridad Social, me devolvía la tranquilidad, lo que me permitía seguir analizando si el color del delantal que vestiríamos el día señalado era el correcto o no.

La constatación de haber traspasado una línea de edad nos ha traído a los de mi condición una serie de sensaciones contrapuestas. Por un lado, el recuerdo amargo de un mundo que ya no volverá. Por el otro, el dulce atractivo de un quehacer a elegir desde la libre opción. Y,  por lo menos en mi caso, la balanza siempre se inclina a favor de lo desconocido, como si supiera que la búsqueda continua no tiene fin. Por lo tanto, siempre salgo ganador.

Traducción del artículo que escribí en euskera en mi blog Etorkizuna Etorkizun el 17 de diciembre de 2012.