viernes, 24 de mayo de 2013

SUBE EL CENTRALISMO



Se nos ha informado recientemente por los medios de comunicación que en la mayoría de las regiones españolas el centralismo ha adquirido tendencia hacia cotas más y más elevadas. La noticia así de escueta no deja lugar a dudas sobre los territorios en los que se está produciendo ese fenómeno, sencillamente porque centralismo no casa con periferia, por principio. Recuerdo que cuando se comenzó a plantear en España el tema de las autonomías, cuando uno llegaba a Madrid, bien en coche, tren o avión, lo primero que veía eran unos enormes carteles desde donde  se lanzaba al ciudadano el mensaje “Vives en comunidad”. La única comunidad que los madrileños conocían hasta entonces era la de vecinos de portal, y no llegaban a comprender muy bien el sentido de aquel nuevo aviso. 

Era la caperuza engañosa del “café para todos”, algo que los periféricos tampoco entendíamos, pero por razones diferentes. ¿Para qué tanta artificialidad, nos preguntábamos, si  nunca se les arraigará sensación alguna (no he escrito sentimiento) de pertenencia y menos de identidad comunitaria? La pregunta tenía respuesta nada difícil: debía de hacerse frente a las peligrosas veleidades de las periferias, sobre todo vasca y catalana. Y se inventaron la España ilógica de las autonomías

Pero ahora, cuando la crisis económica golpea sin cesar a tirios y troyanos, la primera sensación es la de supervivencia y las demás pueden relegarse, incluso desaparecer.  Se trata de una reacción normal. En el reino de la artificialidad, además, la reacción de los ciudadanos ante temas que nunca han considerado propios puede tener ribetes negativos. Y esa negatividad hace que los ciudadanos se vayan desplazando hacia posiciones extremas, apareciendo en ellos con fuerza sentimientos que en un pasado se les trató de ocultar de manera engañosa: ellos, de per se, son centralistas, por encima de “autonomías de mierda”. Y así vamos.

  Nota: este artículo lo publiqué en euskera en mi blog "Etorkizuna Etorkizun" el 6 de mayo de 2013

viernes, 3 de mayo de 2013

FUTURO DE LA COMUNICACIÓN: MULTISOPORTE Y DE CALIDAD



Estoy totalmente convencido de que el futuro de la comunicación profesional está en un entorno que mezcle los diversos soportes informativos. Mezcla bien entendida, por supuesto, por lo que quizás debería haber escrito, entorno que haga converger los diversos soportes. E Internet o como se llame el día de mañana el espacio que nazca como consecuencia de la expansión y cada vez mayor sofisticación de la red, será el punto de encuentro y atalaya para todos los interesados en el mundo de los medios de comunicación.



También me ratifico en que la indispensable base para la comunicación será su calidad. Y los ejemplos que contemplamos día a día – la praxis diaria- nos reflejan que por ahí se está avanzando, aunque muchas veces nos parezca que el camino se encuentra impracticable debido a tanta suciedad y a tanto ruido. Pienso que cada uno de nosotros – cada uno de los que trabajamos en pos de la noticia o del contenido- acudimos a todo aquello que puede mejorar nuestra oferta, aunque invirtamos en tal empresa más del tiempo que la rentabilidad económica de aquélla nos pudiera aconsejar ¿Es el tiempo un factor de costo? ¡Por supuesto! Pero el tiempo bien invertido amortiza a corto plazo la inversión.



La comunicación exigirá más y más profesionalidad, alejada del actual sistema anclado en un desorientador todo vale y cuanto más escandaloso mejor. Tengo claro que los ciudadanos libres y comprometidos, en su afán por estar informados, huirán de modelos tipo Finienvest. Por lo tanto, como en cualquier otro oficio, el comunicador profesional deberá esforzarse desde una oferta fidedigna y contrastada. ¿Por qué? Sencillamente porque al derecho a estar informados se le aplicará un índice cada día mayor de credibilidad. A medida que vayamos siendo más aptos para separar la paja del grano, el nivel de exigencia de quien desea estar informado será mayor en todas los sentidos.

Fotografía. Ekain Velez de Mendizabal 


  Nota: este artículo lo publiqué en euskera en mi blog "Etorkizunak etorkizun" el 12 de enero de 2011