Cada vez tengo más claro que para
creer en lo sobrenatural he de despojarme de todo ropaje humano. La apestosa ortodoxia
me ahoga y sólo desnudo puedo cruzar el puente hacia la trascendencia.
No necesito catecismos y me
siento mucho más a gusto recogido en mi interior que en templos intervenidos
por el hombre. La experiencia acumulada me dice que la mano humana contagia de aire
interesado la superficie de la vida, y para poder dar respuesta a las preguntas
imposibles de responder debo refugiarme en silencio en lo más profundo de mi alma (que, por otro lado, no sé qué es) Me sobran para ese ejercicio todos los altavoces, los cuales no
me acercan otra cosa que ruido insoportable.
Traducción
del original en euskera, que publiqué en mi blog Etorkizuna Etorkizun el 28 de noviembre de
2016
Foto: Tere Anda
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