sábado, 6 de octubre de 2018

MOMU, MITXIN, PURRA, BEKERREKE...


 Dedicado a mi amiga argentina-vasca Letizia Maldonado Arruti

Normalmente las cosas suelen cambiar al cabo de un siglo. En el mejor de los casos, lo que antes era algo vivo pasa al almacén del recuerdo como mero referente, y lo que antes no existía se nos presenta ahora con gran pujanza. Las generaciones jóvenes, por falta de referencias, son incapaces de medir el tamaño del cambio registrado en un espacio de tiempo superior a su edad vivida. Cien años no son nada en el total de la historia general pero pueden resultar una eternidad en los pormenores de la historia local.

Acabo de leer en el número de la revista Anuario de Eusko Folklore de 1921, un artículo dedicado al lenguaje infantil en el país. Y tengo que decir que bastantes palabras me eran totalmente conocidas y que, incluso, mis padres utilizaban cuando hablaban conmigo. Algo que posteriormente yo no hice con mis hijos más que en alguna rarísima ocasión.

En el entorno rural en el que vivo, miro a mi alrededor y no veo vacas, bueyes, yeguas, cabras… ni, incluso, una triste gallina. ¿Cómo voy, por lo tanto, a llevar a mis labios cuando juego con mis nietas/o los términos “momu”, “mitxin”, “bekerreke”, “purra” y otros, si para ellos aquellos animales – por transmisión televisiva, que no de contacto- no son otra cosa que behi (vaca), katu (gato), ardi (oveja) y oilo (gallina)?
 Fotografía: JMVM

Traducción del original en euskera, que publiqué en mi blog Etorkizuna Etorkizun el 13 de agosto de 2018

jueves, 12 de julio de 2018

CHARLANDO CON SETIEN

O
Uno de los momentos más atrevidos de mi trayectoria como escritor fue el que me llevó hasta el obispo José María Setién, para mantener con él una entrevista para la revista digital Euskonews en 2008. Quería llevar a cabo trece encuentros con otros tantos protagonistas de los cuarenta últimos años en la historia de la sociedad vasca, y obviamente Setién era uno de ellos.

Preparé con mimo la entrevista que iba a girar alrededor de temas sobre los que yo no era experto. Acudí tocado de un cierto nerviosismo, pero fue el propio Setién quien trazó entre nosotros un puente anímico que facilitó mi empresa.

La entrevista, junto a las otras doce, las recogí en mi libro "Badok hamairu" que lo presenté en el Palacio Miramar, y al acto asistió Setién con los otros protagonistas. El obispo quedó bastante impresionado cuando confesé que había encontrado en él un hombre cercano, cálido, muy lejos de la definición que acostumbrábamos a leer y escuchar sobre él. No era exageración por mi parte. Y soy consciente de que Setién hizo aquel día lo necesario para que su superioridad sobre mí no quedara tan a la luz.

Ahora que José María Setién nos ha abandonado físicamente, he querido recuperar aquella entrevista y tener un recuerdo con aquel guía y líder de la iglesia que cierto día tuvo a bien charlar conmigo. 

Castellano:


Fotografía: Ekain Velez de Mendizabal

viernes, 1 de junio de 2018

EN LA GUARDERÍA


Fue uno de los días más bonitos de lo que va de año. El miércoles de la semana pasada tuve que intervenir ante un selecto público de treinta niños/as de la guardería, sentados  alrededor mío. Hace seis años escribí en este mismo lugar sobre lo que me supone este ejercicio, y prometiendo que no voy a repetir lo dicho entonces, vuelvo a reafirmarme en mi idea,  subrayando que pasé una estupenda hora. 

Los niños son niños, siempre, aquí y en cualquier otro lugar. Y nos debemos de acercar a ellos con el debido respeto, ya que están totalmente abiertos a la información que les llega de cualquier fuente  y dispuestos a digerirla, siempre que el informante sepa cuidar la forma de transmisión. 

También en esta ocasión debía hablarles de la historia de su pueblo y aunque no es una
empresa muy fácil cada vez soy más consciente – gracias, sobre todo, al contacto diario con mis nietos-  de que la conexión con los más pequeños/as hay que prepararla a través de la consideración y la constancia. No tiene nada que ver con la forma de preparar una charla para gente adulta, aunque el contenido sea parecido. Las herramientas para captar la atención de los niños son diferentes. 

Confieso que mi admiración por los maestros/as crece de día en día. Estoy convencido de que desde su atalaya de experiencia acumulada se sienten recompensados con la respuesta de los que un día pasaron por sus aulas. Ya me gustaría conocer qué es lo que recuerdan de mi charla dentro de un tiempo los niños/as que el pasado miércoles me escucharon respetuosamente.


Traducción del original en euskera, que publiqué en mi blog Etorkizuna Etorkizun el 28 de mayo de 2018

Argazkiak: Miren Etxebarria

viernes, 6 de abril de 2018

RAVI SHANKAR EN SEMANA SANTA



El principal promotor del concierto pro Bangla Desh en 1971 fue el exbeatle George Harrison, quien supo captar para el macro espectáculo a músicos de muy alto nivel, tales como Bob Dylan y Eric Clapton. No es de extrañar, por lo tanto, que miles y miles de personas se acercaran al evento que tuvo lugar en un abarrotado Madison Square Garden de New York. Uno de aquellos especiales invitados a participar fue el intérprete indio de cítara Ravi Shankar, personaje que había sido capaz de cautivar con su música y misticismo oriental a los mismos Beatles, en una época rendidos a sus pies. Cuando aquel músico salió al escenario el Square Garden puesto en pie le tributó una calurosa acogida. Sentado en el suelo, Shankar ofreció con su instrumento, para la mayoría completamente desconocido, un corto recital. Y tan corto, ya que apenas llegó al minuto de duración. Cuando el maestro terminó, el recinto explotó en aplausos y vítores. Fue la locura. Shankar, viendo el entusiasmo que había despertado, se dirigió a la concurrencia, diciendo: “Si he logrado este júbilo afinando la cítara, no quiero ni pensar qué sucederá cuando termine mi concierto”

Una y otra vez he recordado esta anécdota en los pasados días de semana santa, mientras la televisión nos acercaba procesiones de diversas regiones españolas. Y no podía quitarme de encima la sensación de que al personal  le gusta solamente el prolegómeno, lo superficial. No le pidas que intente entender, interiorizar, ni – aún menos- llevar a la práctica el mensaje del concierto en su totalidad.


Traducción del original en euskera, que publiqué en mi blog Etorkizuna Etorkizun el 02 de abril de 2018