viernes, 12 de enero de 2018

DIALOGOS INFANTILES POR ENCIMA DE IDIOMAS



He comenzado el año de manera impecable con los tres nietos/a juntos. Ha sido la primera vez en que la alicantina y los dos mondragoneses se encontraban juntos en nuestra casa y la verdad es que han sido días estupendos. Los dos mayores tienen tres años y la chiquitita ocho meses. De los euskaldunes, el único que puede expresarse oralmente lo hace en euskera, aunque en su vocabulario van apareciendo más y más palabras castellanas. La alicantina se expresa en valenciano, si bien gracias a la constancia y enseñanza de su padre entiende lo que se le dice en lengua vasca,  y – entre nosotros- como aún no tiene conocimiento del significado de la palabra identidad vive sin trauma alguno.

Resulta que en la interacción verbal durante estos días entre los peques y yo me he dado cuenta de un fenómeno curioso: he sido el que se ha sentido más incómodo ¿Por qué? Seguramente por haber querido, desde mi mentalidad de persona mayor, establecer para todos un puente lingüísitco sin aristas, cosa imposible ya que ello significaría dibujar de un trazo un cuadrado redondo. Sin embargo, entre mi nieta/o mayores una ha erigido su parte del puente en valenciano y el otro en euskera, y me han vuelto a demostrar que el  hacerse comprender no es cosa sólamente de palabras sino de querer entenderse a través de la afectuosidad de ellas. 

Traducción del original en euskera, que publiqué en mi blog Etorkizuna Etorkizun el 08 de enero de 2018.

Foto: JMVM 

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