viernes, 30 de marzo de 2012

USNAIU TEVIA, ROSIA (2 de 2)


 
La corrupción es, por otro lado, la divisa más sobresaliente entre los rusos. En los tiempos de Pedro I el Grande, San Petersburgo fue el nido de los dirigentes corruptos. La época de los bolcheviques acrecentó el nivel de desviación moral. Hoy en día, visto lo visto, se está volviendo a los mejores métodos, si bien con ribetes contemporáneos. Los post socialistas de San Petersburgo negocian con el capital occidental, saltándose todas las leyes y normas administrativas, sin importarles para nada la inflación sin freno del rublo. Las autoridades de la ciudad han vendido a una empresa turística francesa la isla “Nueva Holanda” sita en el río Neva. Por lo que se ha conocido posteriormente, en el capital de dicha empresa participan aquellas honorables autoridades. Proudhome decía que la propiedad es un robo; está claro que su teoría tuvo muchos seguidores, tanto en la democracia como en el absolutismo. 

A efectos de incentivar la iniciativa privada una racional política de estado debería ayudar a la sociedad rusa en aspectos económicos y financieros. Eso sería lo normal, pero en la economía post socialista la estructura del poder no está por la labor y los ejércitos de funcionarios que nadan como peces en las aguas de la burocracia pretenden seguir con lo mismo, siendo de esta forma los verdaderos beneficiados en el nuevo sistema. Y manipulando la información,  toman medidas que les resultan favorables a ellos mismos, de forma parecida a como lo hacían con el régimen soviético. Lo único que les diferencia del anterior sistema es que ahora los beneficios van directamente al bolsillo de dichos funcionarios corruptos, olvidándose de los caminos sinuosos y del lenguaje extravagante anteriores.

Nikolai Shmeliov dice en su novela “En la casa de Pashkov” que cualquier revolución acarrea un millón de errores. Si nos ceñimos al reparto de poder y a las consecuencias que ello está trayendo a la economía rusa, el cálculo de Shmeliov se está quedando corto. Los efectos que causará la inadecuada infraestructura económica dejarán en nada los malos tragos que pudiera provocar el más terrible de los terremotos. Pronto les llegarán las cartillas de racionamiento para la generalidad de los aprovisionamientos. La inflación subirá sin límite y cada individuo deberá encontrar su fuente de financiación que sustituya a la que no le llegará de la Casa de Todos.

Si se abrieran las fronteras los antiguos leninistas saldría disparados atraídos por el oropel del mundo occidental. Gorbachov basó en eso el desafío lanzado a la Comunidad Económica Europea al realizar su solicitud de ayuda financiera. El sabe muy bien que su arma más peligrosa son los millones de ciudadanos desilusionados, dispuestos a largarse a la mínima oportunidad. Como digo, todas las repúblicas van a pasarlas de a kilo, sobre todo las que van en el furgón de cola de la independencia. El invierno que se acerca les va a pasar tremenda factura, estando como están los almacenes vacíos, y la tasa de desempleo subirá una barbaridad, ya que los primeros cálculos auguran que un 30% del personal está de sobra. Si bien, análisis realizados por expertos europeos occidentales, piensan que ese porcentaje quedará muy superado.

Los gastos militares deberán ser reducidos... ¿pero quién le pone el cascabel al gato? En la población la frustración es un hecho, al no saber qué les traerán la falta de ideas de sus dirigentes y el futuro inmediato. La, en su opinión, lograda libertad no les supondrá alivio a corto para sus problemas, al no proporcionarles nueva constitución,  ni apropiadas leyes de mercado ni regeneración adecuada del entramado social.

La Unión Soviética ha vivido en situación de emergencia durante los últimos setenta años. La perestroika ha querido parar la artificialidad y la mentira. Pero diputados, ministros, tecnócratas y militares desean un billete de vuelta al paraíso perdido. El resto –es decir el pueblo llano- reivindica y exige nuevas leyes que le permita hacer frente a la remodelación económica que el cambio de sistema ha de traer. La situación de emergencia ha tenido siempre su lógica, lógica interna, por supuesto, que aparece fielmente justificada en la historia. En los estertores del socialismo, sin embargo, esa emergencia se está imponiendo a la vista de lo que hay.

“Tú eres jefe, yo, por lo tanto, imbécil; yo soy jefe... luego el imbécil eres tú” Eso es lo que dice, poco más o menos, un viejo adagio ruso, queriendo dar a entender la debilidad de la persona y la relatividad de los valores momentáneos. No parece que a corto vaya a cambiar la dirección de las fuerzas rectoras. La sartén se mantiene cogida en su mango por parte de los de siempre, no vislumbrándose nubes claras en el panorama. Están cayendo monumentos pero la sombra del sistema sigue en su sitio, quizás con una hechura más estilizada. La solución, en mi opinión, no está en la total desaparición de Lenin, ya que la memoria histórica es necesaria para avanzar. Solamente superando a Lenin podrán lograr los habitantes de aquellas repúblicas la libertad política, social y económica.


Ilustraciones: Ekain Velez de Mendizabal, para mi libro "Moskuko gereziak"  





Traducción del original en euskera, que publiqué en Euskaldunon Egunkaria el 17 de noviembre de 1991

 

viernes, 23 de marzo de 2012

USNAIU TEVIA, ROSIA (1 de 2)


Cuando en 1938 el escritor Alexander Kuprin regresa a su tierra natal de su exilio en París, lo hace a la estación del tren en Moscú, donde desciende con todo su equipaje. Su sueño se está haciendo realidad: se arrodilla y se inclina sobre la tierra de sus mayores para besarla. Cuando se incorpora con el corazón henchido de alegría... se da cuenta que le han robado las maletas. Resignado pero sin perder la sonrisa, lanzó la frase que desde entonces va unida a Kuprin: “Usnaiu tevia, Rosia” –¡Te reconozco, Rusia!

En un período de quince días he tenido que viajar dos veces a Moscú. En la segunda, tras descender del avión –eso sí, sin arrodillarme- me desapareció el equipaje. No podía ser una rara excepción a la regla.

Soy una pequeña muestra de los visitantes occidentales que en los últimos meses estamos llegando a la Unión Soviética o, mejor dicho, a la revuelta anarquía popular que queda de aquel fraude. Me encuentro, como el más modesto de ellos,  entre la legión de observadores que han arribado a estas tierras para dar desde nuestra visión práctica particular una respuesta a las necesidades de este mundo desconocido que se está abriendo. Y nos encontramos, por lo menos yo, en la necesidad de dar una interpretación totalmente diferente a los datos que se nos presentaban sobre “La Casa de Todos” aún no hace tanto tiempo, llegando en nuestras conclusiones a posiciones contradictorias con las anteriores.

El ideólogo Lenin, desaparecido de entre los vivos en 1924, ha vuelto a morir, habiéndose enterrado con él su ideario y su legado espiritual. Al comprobar cómo ha aumentado en los moscovitas la fiebre por la liquidación general, estoy seguro de que en breve venderán también el mausoleo de Lenin. Puedo asegurar y demostrar que a un amigo gasteiztarra le quisieron vender hace unos días el búnker de Lenin de Ismailovo.

La política de la sin razón ha dejado sus huellas por doquier y  sin duda los ex-soviet las van a pasar moradas para poder levantar la cabeza. Zelenogrado es la más afamada zona industrial de Moscú. El viaje hasta allá es todo un espectáculo: proyectos de macro fábricas, abandonados en el esqueleto de su estructura; increíbles y mastodónticas grúas, devoradas para siempre por la herrumbre; gigantescas zonas industriales militares a punto de morir, después de haber invertido millones de millones de rublos...; y, seguramente lo peor de todo, métodos y sistemas de gestión arcaicos por parte de los dirigentes.

El desastre que podemos encontrar en Rusia se multiplica si damos el salto a cualquier otra república. La repentina caída de la Unión Soviética cogió desprevenido no solamente a los ortodoxos comunistas sino también a sus más encarnizados enemigos. La de ahora no es una vuelta más en la acostumbrada tendencia centrifugadora, sino una explosión no controlada. Rusia y Ucrania, las más pobladas con 147 y 52 millones respectivamente- han guardado para ellas durante las últimas siete décadas la mayoría de los medios económicos. Ahora que los escombros del imperio lo inundan todo, el fantasma de la miseria crece de día en día en las otras repúblicas, habiendo perdido su valor básico el hermoso concepto de solidaridad.
 
 
Ilustraciones: Ekain Velez de Mendizabal, para mi libro "Moskuko gereziak"




Traducción del original en euskera, que publiqué en Euskaldunon Egunkaria el 17 de noviembre de 1991

viernes, 16 de marzo de 2012

EL BENEFICIO DE LA DUDA


“No sé si te has dado cuenta alguna vez, pero si comenzásemos a analizar los altibajos económicos... ¡cuidado con los políticos! Jamás están en la órbita. Siempre juegan a lo más fácil: la culpa del vecino. Sin más explicaciones convincentes, nos soltarán que su  fórmula es mejor. No sabemos para qué”

No anda muy descaminado mi amigo Xabier Mendiaga. Y si no, leer lo que día tras día nos sirven nuestras autoridades: Madrid no nos comprende como es debido; Gasteiz no puede dar la espalda a la responsabilidad; fulanito no ha cumplido con lo prometido; menganito ha invertido sin ton ni son; en Cataluña hay más electorado y allá van los dineros; bajo el “síndrome de los pistoleros” no podemos crear expectativas de desarrollo. Etcétera. Pasa la patata caliente de unos a otros y nadie quiere enfrentarse al problema. Es peligroso, políticamente hablando.

Y, quizás, en estos momentos de zozobra tan duros debería realizarse una reflexión general por parte de quienes más sufren: los ciudadanos de a pie. No se puede esperar nada nuevo de quienes han fracasado una vez y otra, y no han mostrado capacidad para la regeneración social, moral y económica.

La política laboral y financiera en las instituciones públicas ha sido tan equivocada que ha llegado la hora de adoptar medidas drásticas. ¿Para qué seguir oyendo discursos estériles pronunciados por personas que han perdido su autoridad moral para hacerlo? Sus objetivos son diferentes. Luego: ¿No ha llegado la hora de decirles públicamente ¡Iros al cuerno!?

Yo por lo menos estoy con Xabier. Han transcurrido doce años desde que aceptamos el autogobierno, con ilusión. En estos momentos la oportunidad más cierta que les está apareciendo a nuestros hijos e hijas es la de la emigración.¡Qué inocentes fuimos!

Fotografía: Tere Anda

Traducción del original en euskera, que publiqué en Euskaldunon Egunkaria el 1 de diciembre de 1992


viernes, 9 de marzo de 2012

DJIHÂD



Gran Mezquita de Kairouan
Kairouan es la cuarta ciudad sagrada de los musulmanes. Hasta allí llegan, sobre todo, los creyentes del Mahgreb, incapaces por diferentes razones de hacerlo hasta  La Meca, optando por quedar a medio camino. Estuve en este rincón de Túnez unos días antes del estallido de la guerra del Golfo. El precioso anochecer de un sábado hacía aún más hermosa la silueta de la gran mezquita, y el rumor de la oración que nos llegaba desde el interior nos invitaba a un cierto recogimiento espiritual.

Siete días después dos mundo contrapuestos dieron paso a la explosión de la locura más temible, por encima de toda ley humana, y cada contendiente imploró a su modo la ayuda inestimable de su dios particular. ¡Como si lo que nosotros destrozamos tuvieran que arreglarlo los dioses! Los unos pelean con el Evangelio en la mano; los otros llevan el Corán. Cada uno rezando a su todopoderoso... Dios y Alah (también entra en juego Jahvé) encontrados entre sí.

Tengo entendido que la palabra “Djihâd” significa lucha a favor de Alah. Los nunca bien ponderados guardianes del nuevo orden mundial, inmersos en su pelea por callar ese grito de guerra del que han considerado fuente de todos los males para nuestra civilización noroccidental, disparan sus armas sin cesar. Saqué unas fotografías en Kairouan y a mi vuelta a casa se las enseñaba a mi amigo Xabier Mendiaga. Y éste me recordó:  “También Cristo dijo en su día “He venido a traer la espada y no la paz” Da la impresión de que se les ha olvidado eso a quienes nos quieren imponer su paz a la fuerza”
Traducción del original en euskera, publicado en Euskaldunon Egunkaria el 12 de marzo de 1991
Fotografía: www.minube.com
 

viernes, 2 de marzo de 2012

CAMINO HACIA EUROPA

Han transcurrido veintisiete años desde que mi íntimo Xabier Mendiaga vió por primera vez ciudadanos de nacionalidad portuguesa. Lo tiene bien grabado en su memoria. Eran los tiempos –primera parte de los sesenta- en que el tráfico humano de Portugal hacia Francia era altísimo. Una noche los traficantes hicieron  desembarcar en el pueblito alavés de Ullibarri Ganboa a una veintena de personas, quienes antes de subir al camión que les debía llevar a la soñada Europa habían pagado a sus transportistas una buena cantidad de dinero conseguido a base de sudor y sacrificios.

Los mafiosos acercaron hasta las orillas del embalse de este pueblo alavés a quienes habían confiado en ellos, abandonándolos con un escueto: “Hemos llegado; esperar y pronto vendrán a por vosotros. Tenéis que cruzar este río” Los que aparecieron a los tres días fueron los guardias civiles, avisados por algún lugareño que había dado en el monte con aquel grupo humano que esperaba ansioso a sus salvadores. Al poco los bajaron a la placita del pueblo donde en su fuente pública mi amigo,  por aquel entonces chavalín de trece años,  estaba dando buena cuenta de su merienda. Xabier no olvida que uno de aquellos engañados le ofreció sus zapatos a cambio del bocadillo que sostenía en la mano.

Desde entonces Xabier ha tenido ocasión de tratar con portugueses, por muchas razones. La principal, sin duda, ha sido laboral, al haber tenido que viajar frecuentemente por aquel país, de norte a sur, visitando clientes y proveedores. Por lo que me suele contar, el desarrollo económico que en los últimos años ha ido palpando en Portugal ha equilibrado en parte aquella terrible primera imagen que recibió de niño sobre los ciudadanos lusos. La industria se ha modernizado como nunca antes, haciéndola ágil y competitiva. A su reciente regreso de Oporto me comentaba que ya nos podemos poner las pilas o los hijos de aquellos zarrapastrosos que a él tanto le impactaron en Ullíbarri Ganboa nos van a tomar la delantera en el camino hacia Europa.

 
 
Traducción del original en euskera, publicado en Euskaldunon Egunkaria el 18 de diciembre de 1990

Foto: amaliorey.com