viernes, 3 de febrero de 2012

INSTITUTO COCA COLA DE LA FELICIDAD

Alucino cuando cada día veo  las lecciones de cuatro minutos que el Instituto del título nos ofrece a través de la televisión. Los expertos elegidos con sumo cuidado por la marca norteamericana por excelencia –el “redil” Eduardo Punset entre otros- nos acercan sus claves para vivir en constante felicidad . ¡Mira por dónde, gracias a los de “la chispa de la vida” vamos a dar con el objetivo principal de la persona!


Como escribió el filósofo francés Emmanuel Mounier, los humanos tenemos necesidad de la utopía de la orientación, a efectos de acertar en la dirección a escoger hacia el progreso. Pero en la teoría de Mounier toma gran valor lo que él denominaba personalismo, es decir la metafísica de la persona, los valores, la historia y el conocimiento. Y en su opinión, en el desarrollo social  es totalmente necesario impregnarse de la felicidad exigida por la propia existencia. Obviamente, la dificultad estriba en la definición de felicidad. Y en la libertad para abordar tal definición.

¿Qué entendemos por felicidad unos y otros? ¿Es utópico dar a los humanos libertad suficiente como para que se esfuercen en hallar el sentido de la vida? ¿Cuál es esa libertad? ¿Hasta dónde alcanza? Si como creo, la felicidad hay que buscarla aquí, en la tierra, entre los hombres y mujeres,  parece que podríamos afirmar que debería ser tangible, medible. Y eso ya sabemos que es imposible.

La empresa de "ser persona" reside en la completa concrección y desarrollo del proyecto inicial, convirtiendo así éste en una realidad integral y humana. Y es en eso mismo donde debemos fijar el concepto abstracto que significa felicidad. Felicidad, por supuesto, a erigir en cada propia libertad, ya que se trata de un estado personal intrasferible. De manera diferente a como Mounier labró la idea de progreso social en base al intrapersonalismo, la felicidad es propia de cada persona. Quien debe de vivirla, además, al instante, al no ser un valor que se pueda fijar en el tiempo, dada su etereidad justo desde el mismo momento en que el ser humano adquirió conciencia.

El Instituto Coca Cola de la Felicidad es un placebo, que no vale para nada y, lo más grave, lleva hasta la persona una ilusión falsa. En beneficio de la marca.


Traducción del original en euskera, publicado en mi blog  Etorkizuna etorkizun  el 16 de enero de 2012

 

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