viernes, 21 de febrero de 2014

CUARENTA AÑOS EN LA LITERATURA EUSKALDUN



Acabo de cumplir cuarenta años en mi particular vida de escritor de literatura en lengua vasca. ¡Quién me habría dicho en aquel anochecer de enero de 1974, sentado ante mi vieja máquina de escribir Underwood, que cuatro décadas más tarde iba a recordar aquellos momentos, exponiendo mis pensamientos en un lugar que a la fecha ni nos podíamos imaginar llegara a existir, y que se llama blog. Mi primer artículo en Zeruko Argia dio paso a miles de nuevas entregas, marca lograda a base de pasar calendarios. 

Han cambiado los recursos técnicos y los propios medios de comunicación, pero el deseo (y la necesidad) de escribir sigue en mí tan fuerte como entonces. Y ello se debe a que la escritura se convirtió en una de mis condiciones vivenciales primordiales. La necesito. Cuarenta años son todo una vida, que se esfuma en un plis-plas, hecho que no permite distraerse en el  camino. Y cuando ahora miro hacia atrás, colocando los buenos y malos recuerdos en mi balanza literaria, pienso que me ha merecido la pena. 

No sé si me dedicaría a la literatura euskaldun en caso de volver a nacer. Si encontrara los mismos condicionantes sociológicos y culturales de aquellos comienzos, seguro que lo haría. Y en ese aspecto debo decir que he sido afortunado, ya que desde que partí de aquel puerto medio vacío y oscuro en busca de nuevos horizontes, los vientos han soplado casi siempre a mi favor. Se podría decir que me embarqué en el momento idóneo. Pero eso lo sé ahora, justo después de transcurrir cuarenta años. Cuando estaba a punto de subir a bordo nada predecía lo que la travesía me depararía.

Sigo embarcado y sé que cuando no sople viento me aferraré a los remos. Lo importante es navegar.

Este artículo lo publiqué en euskera en mi blog ETORKIZUNA ETORKIZUN el 17 de febrero de 2014

Argazkiak: Wikipedia 
  


viernes, 14 de febrero de 2014

JANIS Y EDITH



Janis Joplin
Me gusta la música de los sesenta y no hay día que no la escuche. De ella me atrae todo tipo de intérprete, autor o ritmo, de tal manera que con los años me he ido convirtiendo en un teórico  del arte musical surgido en aquella década, siendo muy seguramente mis primeros  conocimientos adquiridos  los artículos de aquel crítico y buen comunicador que fue Joaquin Luqui, que fueron apareciendo desde 1969 en la desaparecida revista Disco Expres editada en Pamplona.  ¡Algunos años han transcurrido desde entonces! 

En mi concierto personal de esta noche he tenido frente a frente a dos extraordinarias cantantes: Janis Joplin y Edith Piaf. Las diferencia un océano, pero no obstante la distancia las aguas de aquél las une íntimamente. Aparecen similares en el dolor, en la frustración y en la autodestrucción, expresándolo una y otra vez con su arte sin igual. Fueron artistas de una pieza, inconmensurables. 

Edith Piaf
Cuando Janis confiesa  "I worked hard all my lifetime, no help from my friends. So oh lord, won't you buy me a Mercedes Benz" y Piaf gime "Oui, tous ceux qui croient qu’ils s’aiment; Ne pourront jamais pleurer… Dans l’amour, il faut des larmes; Dans l’amour, il faut donner…" ambas están mostrando los mismos sentimientos. Expresan su hartazgo con lo que les rodea, abandonándose las dos a una carrera de excesos, enganchadas a una artificialidad que las transporta falsamente a su mundo soñado, sin que - muy probablemente- ni la una ni la otra estén convencidas de la necesidad de ese viaje. 

Emprendieron su camino artístico ilusionadas por hacerse un sitio en el Olimpo de los elegidos y las dos se elevaron por encima de las estrellas más rutilantes. Dice Piaf que hay que entregarse en el amor y asegura Joplin que solo la ayuda de la amistad puede salvarnos de la cruel soledad.  En definitiva, reconocen que el vacío espiritual es el peor de los tormentos y tanto una como la otra lo sufrieron en sus propias vidas.

Argazkiak: Wikipedia
Este artículo lo publiqué en euskera en mi blog ETORKIZUNA ETORKIZUN el 7 de octubre de 2013