miércoles, 30 de noviembre de 2011

TENEMOS DÓNDE APRENDER


Seminario de Vitoria, 15 de febrero de 1980
No me gustaría caer en tópicos. Pero pienso que va a ser difícil, ya que el nivel de las personalidades de Barandiaran y Lekuona – a más de mil años luz de la mía- no me permiten gran juego en estas modestas líneas que siguen.

Decía Don Cosme en el “Deia” del 14 de febrero pasado: “A mi entender, no se les debía de haber nombrado Honoris Causa”. Mire Don Cosme: sí y no. Me explicaré.

En la mayoría de las veces, es al ser elegido anualmente el Premio Nobel de cada especialidad cuando la mayoría de los mortales conocemos por primera vez algún dato sobre la personalidad y méritos del premiado. En el caso de Barandiaran y Lekuona sucede algo parecido ya que muy pocos saben acerca de los recién nombrados Honoris Causa por la Facultad de Teología del Norte de España, sita en el Seminario de Vitoria.

Desde su estancia en el seminario preceptoría de Baliarrain, los hoy honoríficos doctores caminan de la mano y pelean al unísono por guardar y engrandecer su particular carácter de vasco, frente a corrientes desarraigadoras y cínicas. Cada uno de ellos ha utilizado las herramientas que consideró en su día más propicias.


Permítame una pregunta, Don Manuel: ¿Qué sintió al leer su discurso una vez de ser investido Doctor Honoris Causa? ¿Quizás la alegría del vencedor tras sesenta años de espera? O, por el contrario ¿El sabor amargo que todos esos largos años han dejado en la sociedad vasca? ¡Qué difícil es separar ambas sensaciones cuando al vasco se le han negado hasta los mínimos!

Y ahora con Vd. – Don José Miguel: encontrándonos como estamos en un proceso de descomposición gradual de nuestra sociedad, cuando no llegamos a atisbar los fundamentos de ella: ¿Se han cumplido los objetivos que se impuso  en sus inicios? ¿Dónde podremos encontrar guías como Vd. que mantengan viva la llama de nuestra conciencia identitaria?

Don Cosme, perdóneme. Dice Vd. en su argumentación para oponerse al reconocimiento académico que todo aquel poseedor de un mínimo de cultura sabe de la labor llevada a cabo por estas dos personalidades, claves en su día en el Seminario de Vitoria. Así debería de ser... Pero ¿Cuántos son los especialistas en cultura vasca entre nosotros?

Barandiarán y Lekuona. He ahí dos líderes de extraordinaria valía. Luego viene un pelotón con una decena de participantes. Y mucho más atrás, sin haber partido aún de la meta, y abonados al farolillo rojo, nos encontramos el resto.

 
Traducción del original en euskera, que publiqué en Zeruko Argia, el 2 de marzo de 1980


Fotografía: Fundación Jose Miguel Barandiaran
 

lunes, 21 de noviembre de 2011

ELECCIONES 20-N: LA HISTORIA DEL AJO





“Ajo, ¿por qué estás ruin? ¡Porque no me sembraste por San Martín!”  dice un refrán español que esta mañana me ha enseñado un amigo entrado en años de Ullibarri Gamboa. Y durante todo el resto del día he tenido presente esas palabras, que me encajaban perfectamente con la jornada de elecciones que estábamos viviendo. Por supuesto, sin conocer el resultado pero consciente de que nos iba a caer una cosecha ruin le he dado una y otra vuelta al viejo adagio.

Han transcurrido cuatro años desde que les auparon a la pieza de ajos y no han sido capaces de recolectar como era su deber. Más aún: el sembrado ha quedado seriamente tocado, con grandes dificultades para su recuperación responsable. Sí, sí; ya sé que en los distintos escenarios del mundo se representa la misma obra, y que en ninguno de ellos el público está por aplaudir. Conozco, por supuesto, que queda muy lejos de los políticos la solución a la crisis estructural, y que un gobierno nuevo tampoco tendrá libertad de movimiento.

Pero, kontxo!, no me negaréis que no se olvidaron de sembrar por “sanmartines” ¡Así les han salido los ajos! Como muchos otros más, estoy votando en las generales desde 1977. Y puedo decir que nunca jamás he acudido con tan poca ilusión a las urnas. Tras treinta y cuatro años me he dado cuenta de que el sistema político tradicional está amortizado. Que no podemos esperar nada de los dos partidos fagocitadores, incapaces ellos de describirnos sus diferencias. El estéril sistema bipartito nos cierra las puertas, éso sí, con la ley en la mano. Y, queda a la vista, esa alternancia no hace sino engrasar las maquinarias de los dos partidos mayoritarios.

El PSOE ha perdido las elecciones. Y la derecha española ha dado un sonoro golpe encima de la mesa. Los unos no sembraron los ajos a tiempo. Los otros los abonaron con dejadez, porque les iba bien en el juego. Y los perdedores hemos sido todos, así de sencillo. Nos hemos quedado sin ajos de fundamento.

Ahora nos tocará sufrir el rodillo de la mayoría absoluta, la situación menos deseable en una democracia. Será cuestión de años, muchos años. Y desde esta esquina del estado español deberemos comenzar a inventar una nueva forma de hacer política racional posibilista. Con lo que ello conlleva de riesgo, al poder quedar, sin enterarnos, engullidos por el sistema de partidos que critico

La diferente sociología de Euskal Herria, reflejada en los resultados, deja la puerta abierta a la esperanza. Una esperanza no tanto política –no, por lo menos, por la aplicación inmediata del resultado- sino para una regeneración ética de nuestra sociedad. Caminamos, que no es poco.

Convencido de que hay que “estar en Madrid”, no tengo duda de que nuestro primer terreno de juego está en Euskal Herria. Y esta afirmación ha quedado hoy confirmada. El resultado obtenido –teniendo en cuenta que era muy difícil alcanzar los niveles de las municipales- hace que en la CAV nos podamos sentir esperanzados.

Por lo que respecta a Mondragón, mi observación debo dirigirla por el mismo sendero que en el párrafo anterior. Nuestro microcosmos muestra características semejantes a las de la totalidad de Euskal Herria. Valgan, por ello, las consideraciones efectuadas.



Traducción del original en euskera, publicado en Mondraberri el 20 de noviembre de 2011


 Argazkiak: 
http://www.directoalpaladar.com/
http://www.spaincenter.org/


sábado, 19 de noviembre de 2011

IÑAKI URDANGARIN Y ARISTOTELES


Cuando se está investigando el tamaño del posible delito que ha cometido Iñaki Urdangarin, me parece terriblemente frívola la postura de muchos medios y personajes públicos. A mi edad debería de estar acostumbrado, pero sigo enrabietándome  con las opiniones y reacciones que observo. Y aunque me esfuerzo, no puedo entender cómo puede darse tanta imbecilidad, en un colectivo humano al que, en principio, se le supone inteligente. Pero, señores, ¡estamos hablando de España!

Para empezar, Urdangarín debe de pasar por el juzgado. Y tendrá que dar explicaciones sobre sus negocios, como lo tendría que hacer cualquier otro ciudadano. Desde su responsabilidad en el tema del que le puede derivar delito, Urdangarín ha actuado con una prepotencia insultante. No sé si eso es característica innata o le viene de la familia política a la que pertenece; pero no importa, ya que sencillamente deberá despejar la sombra de duda por ser poseedor de un Documento Nacional de Identidad español.


El coordinador general de Izquierda Unida Cayo Lara ha pedido al rey español que reprenda a su yerno. ¡Hombre! Vayamos por partes: ¿Reprimenda? Como en cualquier otra familia que se precie, el suegro puede abroncar al marido de su hija. De la misma manera que éste puede hacerlo con aquél. En eso podría estar de acuerdo con Lara. Pero abroncar ¿quién? ¿El rey? ¿El de España? Cayo: ¿con qué autoridad moral? ¿Cómo podrá enseñarle el jefe del estado español nada sobre ética a su yerno? Estoy hablando de ética de negocios. En ese aspecto, hace ya mucho que aprendimos lo que Aristóteles pensaba sobre los negocios chrematisike: no generan virtud, y el macedonio consideraba parásitos a quienes lo practicaban.
Algunos han considerado el caso Urdangarín como un nuevo paso para la desaparición de la monarquía. Subrayando que me considero republicano, he de recordar que casos como el del zumarragano se dan abundantemente en las repúblicas. Ahí están los casos de Berlusconi en Italia, de Giscard d´Estaing en Francia, de Kohl en Alemania y un etcétera largo. El sistema de gobierno no garantiza las buenas prácticas, la transparencia ni la ética.

En los negocios de Urdangarín no huele bien. Es más, hay también indicios de fraude. Por lo tanto, un juez deberá decidir si el representante de una institución política anacrónina y no democrática se ha lucrado, crematísticamente. En cualquier caso, y antes de conocer el veredicto, estoy con Aristóteles. Son parásitos.


Traducción del original en euskera, publicado en mi blog ETORKIZUNAK ETORKIZUN el 13 de noviembre de 2011


Argazkia: casareal.es
 

jueves, 10 de noviembre de 2011

¿EUROPA UNIDA?


 La  dramática evolución de la actual crisis, que está poniendo en danza a los economistas del mundo no nos ha cogido a todos por sorpresa. En vez de tomar medidas para algo que los meros observadores apreciábamos como muy peligroso, los mandamases a nivel mundial - junto a los intocables “gurus” de la economía- siguieron erigiendo un falso escenario, en consonancia con sus intereses políticos y financieros. Lógicamente, inversamente proporcionales al bienestar sostenible del resto de los mortales.

En este remolino catastrófico que vivimos es muy interesante al caso de Alemania, convertido en líder espiritual y económico de la Unión Europea. Y, hay que confesarlo, se ha hecho con la etiqueta de primera potencia gracias a sus méritos propios, al ser la que mejor ha sabido diseñar en los últimos sesenta años la estrategia industrial que de forma más eficaz está haciendo frente a la ola destructora que hemos creado los occidentales civilizados. Supo preparar una poderosa infraestructura empresarial, sobre un solar material y anímico completamente destrozado por la segunda guerra mundial.

Alemania estaba deshecha en 1945, y por si ello fuera poco los aliados se repartieron el estado, cual botín de presa. Pero los alemanes, poniendo punto final al período de desquiciados dirigentes, reforzaron la democracia acondicionando la base de una economía social, con el máximo objetivo de lograr a medio plazo el liderazgo de los pueblos desarrollados de Europa. Lejos de las ortodoxias aniquiladoras del comunismo y del capitalismo, Alemania apostó por una economía social, y su nueva política económica se enfocó decididamente desde un principio hacia la adecuada atención pública para todos sus ciudadanos. Eso sí, dando importancia a la competitividad y actuando libre de monolitismos estériles.

A los dirigentes políticos – Adenauer, Erhard...- no les tembló el pulso a la hora de cargar con más impuestos a quienes más tenían. Si se apostaba por una justicia social era imprescindible el reparto de la riqueza. Pero los alemanes sabían bien que su desarrollo pasaba por una entente con Europa, donde tenían su mercado natural. Y, por ello, el primer ladrillo de la futura Unión Europea fue alemán, con la ayuda práctica de su vecino francés. Los dos estados tenían muy claro que, tarde o temprano, sobre el eje Bonn-París discurriría la economía europea. Y así les ha ido. Muy bien. Mientras tanto, el resto de países siguió como pudo a aquella locomotora económica. Algunos, además, con planteamientos cortoplacistas sin sentido.

Hoy en día, sin embargo, existe la gran incógnita de hasta dónde creían en la Europa unida aquellos sus impulsores. Siendo como son totalmente diferentes las raíces culturales y sociales de los diversos estados, parece que nadie estaba dispuesto a sacrificar sus seculares realidades. Diferentes idiomas, usos y costumbres, por doquier. Con ese panorama también la economía jugó con distintos medios, apostando por formas varias de actuación. Y, como suele ser normal, los que mejor planificaron han resultado vencedores.

Hoy en día, unos y otros ven de forma distinta sus futuros a corto y medio. Quienes se tumbaron cara al sol tienen una salida mucho más complicada que los que hicieron los deberes a tiempo. Y lo que en la actualidad le sucede a Alemania, una vez superado el costo económico y social de su reunificación, es que no le hace ninguna gracia prestar ayuda al resto de estados. En estos momentos Alemania no tiene tanta necesidad de Europa.


Traducción del original en euskera, publicado en la revista Argia el 23-10-11


Argazkia: enciclopedia.us.es

miércoles, 2 de noviembre de 2011

LAS ELECCIONES DE NOVIEMBRE Y PINOCHO



Nos estamos acercando a la última fase mientras los candidatos nos bombardean con los consabidos discursos tan monocordes como indescifrables, con el único objetivo de hacerse con nuestro voto. Y a medida que la campaña avanza se incrementa en nosotros, en proporción directa, el nivel de hastío. Llegará el vigésimo día de noviembre y el “comprador de sueños” dará su voto a su candidato, casi con total seguridad sin esperanza alguna de que el panorama cambie. Se podría asegurar que los propios políticos –con la excepción de los más imbéciles- están convencidos de que poco pueden hacer, al no haberles concedido la naturaleza ni tampoco Salamanca la capacidad suficiente para corregir los errores cometidos. Y los sueños a corto quedarán en eso, en puros sueños.

En nuestro enfado, sin embargo, no podemos permanecer inmóviles. Los jóvenes y los de más edad, todos juntos, debemos empujar en orden a preparar un nuevo edificio con base sólida, en lugar del actual de pies de arena. No es empresa fácil ya que antes de poder habitar en aquél deberemos seguir utilizando el actual, lleno de goteras y bajo la amenaza de que el viento huracanado que golpea sus falsas paredes las derribe.

Se trata de una prueba de largo recorrido la que nos espera. Incluso si no hubiera elecciones, solamente por el hecho de querer actuar con un mínimo de responsabilidad social,   deberíamos habernos puesto ya en marcha. Nos corresponde pagar las facturas que la degradación ética producida en las últimas décadas ha originado. Y sin medios apropiados para sufragar la deuda, debemos confesar que hemos hipotecado el futuro. ¿Cómo demontre vamos a levantar esa carga? ¿Quién nos va a ayudar, si es que alguien puede?

Las elecciones no traerán fórmulas económicas mágicas. La magia es mentira y sobre mentiras no se debe levantar nada. La única fórmula válida es hacer frente a las penurias con imaginación y con paciencia. Errores de bulto nos han llevado a la actual situación y salir del agujero no es labor de dos días, ni de una legislatura entera. Necesitamos, por lo tanto, valentía, soñadores clarividentes sin prejuicios, honradez y todas las otras cualidades necesarias para rearmar la sociedad. Y, por supuesto, tiempo.

Daré mi voto, pero viendo las opciones que tengo, vislumbro un futuro oscuro. El cambio no nos llegará de estas elecciones. Y eso lo saben muy bien muchos políticos. Convertidos en muñecos de los poderes fácticos, se les pone nariz de Pinocho cada vez que nos hablan.


Fotografía: wikipedia



Traducción al español del original en euskera, publicado en mi blog ETORKIZUNA ETORKIZUN, el 31 de octubre de 2011.