El conocimiento holístico creciente y no otra cosa es el causante del avance de la sociedad. La revolución más progresista es la que se basa en la educación y no en la edulcorización, por mucho que algunos insistan en la bondad del caramelo envuelto en papel de colores. El edificio de la esperanza sólamente puede levantarse sobre la capacidad de reflexión crítica y para ello es necesario el elemento cohesionador cultural, que evita se desplomen las paredes.
El
saber no crece espontáneamente sino que es fruto de un proceso largo. El
estudio, la acción, la reacción, la disciplina y el compromiso son necesarios
para que surja el conocimiento. Por contra, la improvisación, la desidia, la
superficialidad no son sino señales precursoras del más absoluto fracaso.
La
lucha cultural nos debe conducir siempre por el sendero del sacrificio. En caso
contrario, no es cultura. Los fuegos de artificio son espectáculo para una
única noche y mientras eso no se asuma seguiremos atrapados en el tornado 2016,
ad eternum.
Traducción del original en euskera, que
publiqué en mi blog EtorkizunaEtorkizun el 23 de noviembre de 2015.
Fotografía: JMVM
Ados
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