Me he encontrado con Xabier Mendiaga un momento en la calle y me ha reprochado: “Días pasados te pasaste un rato en el artículo que
titulaste “En el camino de Europa” Y aunque andaba de prisa, no tuve otro
remedio que escuchar sus argumentos, siendo como es la retórica de mi amigo tan
incisiva que no deja resquicio para la huida.

Tras rumiar sus palabras con más detenimiento, se me antoja
que no anda descaminado. Y me preocupa, porque estoy seguro de que quienes
laboran por tejer una Europa económica lo estarán haciendo a costa de nuestros
intereses, como vascos. Francia, Alemania, Italia y el resto de miembros
tratarán de lograr la colaboración del gobierno español, y harán oídos sordos a
cualquier otra demanda que no sea propia del nacionalismo español. Siempre, eso
sí, en nombre de la unificación europea. Los poderosos pasarán por encima de
todas aquellas reivindicaciones de pueblos con personalidad propia, a los que
considerarán –en el mejor de los casos- como una mera reliquia folclórica.
“No te olvides: la verdadera unión de Europa supondría el fin de
nuestros enemigos y esos no son imbéciles” han sido las ultimas palabras de
Xabier antes de desaparecer por la esquina de la calle.
Traducción del artículo que escribí en euskera en Euskaldunon Egunkaria el 3 de enero de 1993.