viernes, 19 de octubre de 2012

LA FRAGILIDAD DE LAS GRANDES PALABRAS


Me he encontrado con Xabier Mendiaga un momento en la calle y me ha reprochado: “Días pasados te pasaste un rato en el artículo que titulaste “En el camino de Europa” Y aunque andaba de prisa, no tuve otro remedio que escuchar sus argumentos, siendo como es la retórica de mi amigo tan incisiva que no deja resquicio para la huida.

Y tengo que reconocer que mi amigo estaba muy enfadado conmigo ya que, en su opinión, o no supe exponer debidamente el mensaje o no empleé correctamente el concepto Europa. Por lo que me ha recordado Xabier, en Europa no se dará jamás una verdadera unificación, ya que el fenómeno que vivimos desde 1992 tiene su base anclada exclusivamente en la economía y para nada en la identidad y personalidad de los distintos países. Más aún:  ha subrayado mi amigo que a principios del siglo XXI Europa estará aún en peor trance, y piensa que las diferencias económicas que existirán entre los miembros de la Unión serán ahondadas por conceptos y personalismos de cada uno de ellos. “Nadie va a vender su propia personalidad” me ha dicho antes de despedirnos.

Tras rumiar sus palabras con más detenimiento, se me antoja que no anda descaminado. Y me preocupa, porque estoy seguro de que quienes laboran por tejer una Europa económica lo estarán haciendo a costa de nuestros intereses, como vascos. Francia, Alemania, Italia y el resto de miembros tratarán de lograr la colaboración del gobierno español, y harán oídos sordos a cualquier otra demanda que no sea propia del nacionalismo español. Siempre, eso sí, en nombre de la unificación europea. Los poderosos pasarán por encima de todas aquellas reivindicaciones de pueblos con personalidad propia, a los que considerarán –en el mejor de los casos- como una mera reliquia folclórica.

No te olvides: la verdadera unión de Europa supondría el fin de nuestros enemigos y esos no son imbéciles” han sido las ultimas palabras de Xabier antes de desaparecer por la esquina de la calle.
 
 
Traducción del artículo que escribí en euskera en Euskaldunon Egunkaria el 3 de enero de 1993.  
 

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