viernes, 8 de junio de 2012

EL BAILE DE LOS INCOMPETENTES


No soy de los que creen que la gloria le llegue a uno a través del sacrificio ajeno. Y rechazo de raíz el autodidactismo sin límite, sobre todo el que proviene de los que desean medrar en base al incomprensible autobombo. Entre esos dos límites suelo colocarme yo a la hora de enfocar los atentados en el arte que en nuestro país se producen sin tregua. O sea, soy de recorrido largo en capacidad de comprensión.

En cierta ocasión, hablando sobre las relaciones entre alumnos y profesores, Xabier Mendiaga me recordaba que para saber si los docentes acertaron en sus planes de trabajo hace falta que transcurra mucho tiempo, quizás una vida entera, y que en buena ley la última decisión sobre el resultado obtenido no corresponde a los ex -alumnos sino a sus descendientes. Pero parece que, según últimas apreciaciones, hay mucho artista que no está muy en línea con lo que dice mi amigo. Y pienso si estará equivocado, o si no será debido a que el mundo del arte se encuentra muy pero que muy embrollado.

Hay en nuestro entorno demasiados iñurrietas que se pierden en descalificaciones a incontables azpiazus. Cuando creíamos que el yoismo sin fronteras como única vía de creatividad estaba prácticamente desaparecido, nos damos cuenta de que estábamos equivocados. Y vuelve a quedar a la vista que abundan los narcisos, incapaces de nadar en ninguna dirección, pero siempre con el espejo en la mano, para mayor gloria de su egolatría.

¿Tan difícil es conformarnos con lo que tenemos (con lo que somos)? De vez en cuando deberíamos recordar que el nombre del profesor (fama) se evaporará en el espacio infinito, de la misma manera que lo hará el de los alumnos. La bolita de sabia simiente que aquellos trataron de depositar en los más jóvenes se topa siempre con una ruleta sin fin,  que decidirá la suerte de unos y otros.

Es triste sin paliativos convertir el magisterio en comedero de cuervos y carroñeros. ¿Por qué?  Porque al final todos los pájaros pelean hasta sacarse los ojos mutuamente.

Traducción del original en euskera, que publiqué en Euskaldunon Egunkaria el 12 de enero de 1993


Para centrar mi artículo transcribo una noticia aparecida en El País, el 7 de enero de 1993

“Jorge Oteiza, que en esta nota niega haber dicho que las esculturas de Ibarrola son peores que las obras de Chillida, ha participado vivamente en la polémica desencadenada en el País Vasco a raíz de la agresión del artista Santos Iñurrieta contra una escultura de Agustín Ibarrola en una calle de Vitoria. Oteiza, en un artículo, defendió la acción de Santos Iñurrieta.A los pocos días, un autodenominado Aralar Komando Kulturála destrozó a martillazos. una estela funeraria de Oteiza dedicada al padre Donostia en el monte Agiña (Navarra). Oteiza condenó la agresión a su escultura y acusó a un antiguo alumno suyo, Koldo Azpiazu, como autor material de la misma.

Oteiza se muestra partidario de "la violencia contra los violentos" -dijo que su primera reacción al conocer el destrozo de su estela fue tratar al autor del desaguisado como a su piedra: "Destruirle la cara"-, y aseguró que "agredir una obra de arte es una acción destructiva que no lleva a ninguna parte".




 Fotografía: bibliotecadegotham.blogspot.com.es


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