"¡Pon un off shore
en tu vida!" Ese ha debido de ser el eslogan que ha circulado durante décadas en
determinados círculos, para mantener bien escondidos los dineros que sobran y
dejar a los réditos (¡Jesús, que
terminología tan arcaica la mía!) libres de la insaciabilidad de los impuestos. Porque está más que probado que
los únicos que, cristianamente, cumplimos con las obligaciones tributarias
(¿tendrá algo que ver con ser solidario?) somos los de las escalas más bajas
en la pirámide impositiva. La nobleza, la oligarquía y aquellos a los que los
dioses terrenales protegen están exentos de tal enojosa obligación.
Monta un “off
shore” y no te preocupes por lo que pueda venir después. Siempre te quedará la
excusa de ETA, auténtico salvavidas para los que han puesto alas al dinero. Si no, preguntar a la borbón...
Está claro que no
eres nada si tu nombre no aparece en la lista Panamá. Por lo tanto, muévete y
sube al tren (mejor al avión) de los “crème de la crème”
Traducción
del original en euskera, que publiqué en mi blog Etorkizuna Etorkizun el 11 de abril de 2016.
Yo si pudiera pasar de largo pasaba,mi caso no sería robar sería dejar para el mañana.
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