miércoles, 5 de octubre de 2011

LOS LINAJES Y LAS TRIBUS


 
Es tan amplia y complicada la polémica sobre la identidad, que siempre queda resquicio para la duda, en proporción similar a la libre voluntad de la persona. Los inflexibles, es decir aquellos dispuestos a imponer su teoría por encima de todo, son peligrosos en su cerrazón mental, habiendo surgido las calamidades humanas más horribles por culpa de la ortodoxia dictatorial.

Muy a menudo acotamos el concepto de pertenencia a los límites del linaje, pero tan pronto como rascamos sobre el mismo comienzan los resbalones. Yo por lo menos tengo mis dudas, ya que no sé muy bien en qué lugar del puzzle debo colocar las raíces de mi bisabuela riojana. Lo más cercano, quizás, como perteneciente a los berones. ¿Pero cómo casa su linaje con el de los caristios? Y, por otra parte, ¿Cómo arreglo el lío que me produce en mi identidad el bisabuelo vallisoletano? Por lo tanto, ¿Cuál es el origen de mis raíces?
  
Las viejas paredes de los linajes se derrumbaron en la noche de la prehistoria, pudiendo poner en duda, incluso, que hubieran existido alguna vez, sobre todo si se piensa que el linaje es la única razón para delimitar los fundamentos del colectivo humano. Los indicadores del linaje fueron desapareciendo a medida que crecía la interacción humana. Y ésta siempre bailó al ritmo marcado por los intereses, en cualquier lugar del mundo y desde el mismo momento en que el hombre/mujer adquieren inteligencia.

Las tribus –tanto las antiguas como los modernos ejemplos actuales- son mucho más fácil de identificar. Y a los humanos se nos ha dado la opción de elegir a qué tribus deseamos pertenecer, de forma activa o pasiva. Las tribus unen sus objetivos alrededor de un eje común, no asegurándose jamás a nadie la permanencia indefinida  en ellas. De la misma manera que surgen, desaparecen. Así de fácil.


Los miembros de una tribu se esfuerzan por llevar a cabo su relación de la manera más engranada posible, siempre en favor de su propio  bienestar. Es por ello que las personas enriquecemos nuestra vida gracias a las satisfacciones que emanan de las distintas tribus a las que pertenecemos. La familia es una tribu. La iglesia católica, también. Y el budismo. El Athletic y el Alavés. El PNV. Los amigos del txikiteo. Los compañeros del grupo de teatro. Los del trabajo. Los antiguos compañeros de estudios. Y puede continuar la relación de manera infinita.


Traducción al español del original en euskera, publicado el 25 septiembre 2011 en mi blog Etorkizuna etorkizun        http://txemax.blogspot.com/2011/09/leinuak-eta-tribuak.html

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