viernes, 14 de diciembre de 2012

JOSE MARI AZKARRAGA “LUR-GORRI”. 75 AÑOS DE SU FUSILAMIENTO


El 16 de diciembre de 1937 era fusilado en el cementerio de Derio el joven de 21 años Jose Mari Azkarraga Mozo. Militante del PNV, había sido comisario político de los batallones Ariztimuño y San Andrés. Han transcurrido setenta y cinco años desde aquella triste mañana, y el recuerdo de Azkarraga aún se mantiene vivo, tanto en los que –cada día menos- tuvieron la suerte de conocerle personalmente, como de todos los que por motivos varios hemos podido ahondar en la trayectoria del joven que pagó con su vida el pecado de haber amado a su tierra vasca.

Nacido y criado en una familia nacionalista y vascófila, muy pronto surgió en Jose Mari el interés por la cultura de su pueblo. Siendo estudiante de Derecho en Madrid fue nombrado en 1933 presidente de la Asociación de Estudiantes Vascos. Afiliado al PNV y a Solidaridad de Trabajadores Vascos, comenzó en 1932 una extensa actividad en publicaciones vascas, bajo el seudónimo de “Lur-Gorri” El alzamiento franquista del 18 de julio de 1936 le cogió en Aramaiona, lugar donde pasaba su familia largas temporadas.

Se puso inmediatamente al servicio de su partido quien le encargó la organización de la célula que más tarde llegaría a ser el batallón Amayur, con jóvenes, fundamentalmente, de Aramaio y Valle de Léniz.

Llegó al frente de guerra en calidad de corresponsal para el periódico Euzkadi, cubriendo los acontecimientos desde Legutiano hasta el escenario de Asturias. A mediados de 1937 fue nombrado comisario político del batallón Ariztimuño y más tarde del San Andrés. Hecho preso en el denominado pacto de Santoña  y tras un simulacro de juicio fue condenado a muerte y fusilado. Segaron así la vida de un joven entregado a su pueblo, quien en los postreros momentos tuvo arrestos para escribir varias cartas que dieron la vuelta al  mundo por ser modelos de entereza y dignidad.

Jose Mari Azkarraga fue un vasco entregado en conciencia a rescatar para toda la sociedad los valores culturales y sociales de su país. Trabajó sin desmayo en ese objetivo, como lo demuestra el que, con la condena a muerte promulgada y siendo consciente de que no habría para él indulto alguno, tuviera en El Dueso el valor suficiente para escribir en la revista clandestina “Espetxean”, en donde su último artículo –¡8 de diciembre de 1937!- versó sobre el poeta euskaldun Esteban Urkiaga “Lauaxeta” fusilado también en Junio del mismo año.

En el número cuatro de la citada revista que se escribía, lógicamente, por los presos a mano, hay con fecha 25 de diciembre un artículo anónimo dedicado a “Lur-Gorri”, con el título de “Flor caída”. Dice entre otras: “Has sido digno del poeta que te precedió en la muerte. Cuando trazaste la introducción a su poesía póstuma, no presentías tan próximo tu fin. Cantabas a la Inmaculada, y en tu prosa palpitaba el cariño hacia el hermano y la admiración hacia el poeta. ¡Ah, si yo pudiera honrarte como tú honraste a Lauaxeta!”

No puedo dejar de incluir en estas líneas, un poema escrito por “Lur-Gorri”, que –en mi opinión- encierra el sentimiento que aquel joven supo transmitir allá por donde pasó: “Y cuando lejos de ti, ya de mí se olvide el mundo; cuando nadie sepa ya que de esos valles oriundo soy y en ellos nací, mi corazón te amará”

Información adicional sobre Jose Mari Azkarraga "Lur-Gorri":

 Vídeo:  http://youtu.be/pz4OfwY3UlA

 Libro:  http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/mono/lurgorri/00005095.pdf

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Traducción del artículo que escribí en euskera en mi blog Hots Begi Danbolinak el 12 de diciembre de 2012.  
 
 


viernes, 19 de octubre de 2012

LA FRAGILIDAD DE LAS GRANDES PALABRAS


Me he encontrado con Xabier Mendiaga un momento en la calle y me ha reprochado: “Días pasados te pasaste un rato en el artículo que titulaste “En el camino de Europa” Y aunque andaba de prisa, no tuve otro remedio que escuchar sus argumentos, siendo como es la retórica de mi amigo tan incisiva que no deja resquicio para la huida.

Y tengo que reconocer que mi amigo estaba muy enfadado conmigo ya que, en su opinión, o no supe exponer debidamente el mensaje o no empleé correctamente el concepto Europa. Por lo que me ha recordado Xabier, en Europa no se dará jamás una verdadera unificación, ya que el fenómeno que vivimos desde 1992 tiene su base anclada exclusivamente en la economía y para nada en la identidad y personalidad de los distintos países. Más aún:  ha subrayado mi amigo que a principios del siglo XXI Europa estará aún en peor trance, y piensa que las diferencias económicas que existirán entre los miembros de la Unión serán ahondadas por conceptos y personalismos de cada uno de ellos. “Nadie va a vender su propia personalidad” me ha dicho antes de despedirnos.

Tras rumiar sus palabras con más detenimiento, se me antoja que no anda descaminado. Y me preocupa, porque estoy seguro de que quienes laboran por tejer una Europa económica lo estarán haciendo a costa de nuestros intereses, como vascos. Francia, Alemania, Italia y el resto de miembros tratarán de lograr la colaboración del gobierno español, y harán oídos sordos a cualquier otra demanda que no sea propia del nacionalismo español. Siempre, eso sí, en nombre de la unificación europea. Los poderosos pasarán por encima de todas aquellas reivindicaciones de pueblos con personalidad propia, a los que considerarán –en el mejor de los casos- como una mera reliquia folclórica.

No te olvides: la verdadera unión de Europa supondría el fin de nuestros enemigos y esos no son imbéciles” han sido las ultimas palabras de Xabier antes de desaparecer por la esquina de la calle.
 
 
Traducción del artículo que escribí en euskera en Euskaldunon Egunkaria el 3 de enero de 1993.  
 

viernes, 5 de octubre de 2012

A MENUDO ME PREGUNTO


Ha resultado un fin de semana soleado y he podido gozar en paz de  los últimos momentos veraniegos, mientras en algunos lugares del mundo –incluso no tan lejanos de nosotros- la espiral flagelante de la violencia ha sacudido las espaldas de millones de seres humanos. ¡Vaya destino el de la humanidad! No hay derecho a que el bienestar de unos pocos traiga consigo la desgracia de tantos.

Esa soga de desgracias extendida ad infinitum en el espacio finito en el que la tierra gira una única vez,  nos une a la realidad cotidiana y una serie de dudas aparecen en nuestras mentes, dejándonos la sensación negativa de si seremos capaces alguna vez de darles si quiera un poquito de luz. ¡Es tan profunda nuestra superficialidad!

Aunque el libro sabio de la vida nos lo repitiera un millón de veces y por más que nos pasaran sin cesar ante nuestros ojos la película de las verdades básicas no aprenderíamos nunca: el mayor de los logros no merece el menor sufrimiento de ningún mortal, no justifica ni el mínimo de los males. Pero la primera pregunta que me hace dudar es precisamente si los hombres y mujeres somos capaces de entender tamaña verdad. Luego vienen las otras.

Y a medida que voy creciendo en edad, quedan tras de mí montones de preguntas sin contestar, pero –mira por dónde- aparece una duda que me atrapa, como si quisiera poner en mi espíritu una gota de tranquilidad: ¿no será suficiente el ejercicio de preguntar sin pausa sobre lo desconocido, sin darnos por vencidos ante la incapacidad original para las respuestas a los enigmas? ¿Será ése el camino para encontrarnos con el Dios desconocido?
Foto: Tere Anda
 Traducción del artículo que escribí en euskera en mi blog ETORKIZUNA ETORKIZUN el 17 de septiembre de 2012.

viernes, 21 de septiembre de 2012

LECTURAS DE ORO



Existen entre nosotros los que reivindican la desaparición de las corridas de toros argumentando ser una tradición española. Son cretinos. También tenemos otro tipo de imbecilidad: la de los que piensan que todos los vascos que rechazamos las corridas somos antiespañoles. A esos dos colectivos van dirigidas las siguientes líneas.

Cantidad de veces hemos comentado que la perspectiva que podamos tener acerca del mundo que nos rodea cambia constantemente al ritmo de las circunstancias. Las personas somos cambiantes y, como consecuencia, también lo es el mundo. O, por lo menos, los sentimientos que sin pausa concibe en nosotros el planeta. ¡Que no son pocos!

Hubo en mi tierna infancia un libro de lectura obligada, que para cuando llegó a mis manos en 1956 llevaba ya la friolera de 74 ediciones. Se trataba del titulado “Lecturas de Oro”. La iglesia franquista,  con el deseo firme de que a través de lecturas de fácil digestión nos empapáramos de la necesaria emoción religiosa, había echado mano de un libro de Ezequiel Solana, ilustre pedagogo fallecido en 1931. Entre paréntesis, cabe decir que el citado autor era abuelo de Luis Solana, ex diputado del PSOE y ex director de RTVE.

El libro es una colección de cuentos ñoños  para niños/as de 7-9 años. Pero, aunque al lector le parezca extraño –que no sé por qué le tiene que parecer- lo guardo aún con cariño en mi biblioteca, con algunos otros libros de aquella época. Me han valido para hacer un recorrido por las vicisitudes sociales que hemos atravesado desde entonces. Y he de confesar que suele resultar un ejercicio agradable.

En el cuento titulado “Los gansos y la tortuga”  un quelonio es transportado por los aires, cogido de la boca a un palo que sostienen en sus picos los ánsares. Y al pasar por encima de un caserío, los niños (no se cita a ninguna niña) que ven el espectáculo desde el suelo gritan:

-         “Mirad, mirad” Dos gansos que llevan en un palo a una tortuga”

Respondiendo la viajera:

-         “A vosotros ¿qué os importa? ¡Pillos, bribones, tunantes...”

Por supuesto, al abrir su boca cayó la tortuga a los alrededores de la casa.

Y el final de la historieta terminaba con un:

“Fué a caer entre los mismos chicuelos, que tuvieron motivo para reirse de ella hasta que le dieron muerte”

Está más que claro que Ezequiel Solana, pedagogo de renombre en su época, no habría superado las actuales leyes del mercado con finales como el de este cuento.  Perdón, igual sí lo habrían aceptado entre los imbéciles arriba definidos.


Traducción del artículo que escribí en euskera en mi blog ETORKIZUNA ETORKIZUN el 3 de septiembre de 2012.

viernes, 20 de julio de 2012

EL GRAN PELIGRO DE LOS DESEOS


Hoy también ha llamado el cartero en mi puerta, como casi todos los mediodías. Y como siempre me ha llegado desde el telefonillo el aviso en un idioma que no utilizamos en casa: “Paquete certificado, bajen”. He enviado a mi hija, ya que cada día que pasa se me hace más penoso bajar –y sobre todo subir- las escaleras a un tercer piso en un edificio sin ascensor. Los primeros inconvenientes del envejecimiento, sin duda.

Enseguida ha vuelto la niña trayendo en sus manos un paquete de tamaño medio.  Era para mí, enviado por Xabier Mendiaga desde Alemania, a donde ha acudido como todos los años a la Feria de Colonia, en un intento por vender cerraduras. Y no perdiendo la ocasión, en un rato de ocio me ha comprado unos libros que le había solicitado y otros que ha supuesto me podrían interesar.

“Ahí tienes los libros que me pediste y alguno que otro que he encontrado” me decía en la nota adjunta, añadiendo “lo más interesante, en mi opinión, son las reflexiones del Dr. Hans Heigert, presidente del Instituto Goethe; no dejes de leerlas” El Instituto Goethe tiene como misión la divulgación de la cultura alemana y del idioma alemán en el exterior. Y por lo que parece, a los más de 70 millones de alemán parlantes de nacionalidad germana el Instituto persigue añadir otros muchos que viven allá las fronteras alemanas, y para ello ha abierto oficinas con todo lujo de servicios en Moscú, Varsovia, Sofía y Praga.

“Nadie desea un nuevo nacional socialismo, pero tras la reunificación de nuestro país los alemanes podemos llegar a ser la primera potencia” proclama en Dr. Heigert.  No llego a vislumbrar cómo pasarán los alemanes reunificados en los próximos cinco años. Muy seguramente, hasta superar el costo del proceso de unión se tendrán que atar el cinturón como pocas veces lo han hecho antes. Pero, por si acaso, vayámonos preparando, no vaya a resultarnos luego caro a nosotros. Podría suceder cualquier cosa.
 
Traducción del artículo que escribí en euskera  en Euskaldunon Egunkaria el  26 de marzo de 1991
 
Foto: TERE ANDA

martes, 3 de julio de 2012

CRISIS EN LAS EDITORAS


Por lo que parece, las grandes editorias que funcionan en el solar español y -en general- por todo el orbe se están comiendo a las pequeñas empresas que se empeñan en sacar adelante su cuenta de explotación. Nada nuevo bajo el sol, desde el invento de la imprenta, y si me apuran aún antes.


Las pequeñas editoras han sido en muchas ocasiones sinónimo de independencia en el ámbito de la literatura creativa. Son apuestas editoriales más comprometidas, donde se arriesga en el creador -autor- y se ofrecen los productos en sectores restringidos de mercado. En el origen de esa oferta nos encontramos siempre con un hombre o mujer especial, quien además de luchar por la libertad en la literatura que promociona busca viabilidad económica a lo que hace. Objetivos que en absoluto están reñidos. Mas aún, para que la función continúe ambos retos deben  ir de la mano.

Pienso que a las editoras que juegan honestamente con su compromiso de literatura de alta calidad no les causa directamente gran quebranto aquellas otras que basan su oferta en la estrategia comercial “best seller”. Por la misma razón que a una cerrajería de diseño no se la ocasiona la oferta de ferretería. Juegan con clientes diferentes o, por lo menos, con consumidores con diversa opción de compra en cada momento. A la literatura le sucede lo mismo.

Los dos sectores son complementarios y si cada uno afronta el objeto de su quehacer con las reglas propias de la leal competencia no debería de producirse quebranto para nadie. Pero sabemos que tal planteamiento es una ilusión sin fundamento. El afán en ambos por el crecimiento acarreará el debilitamiento de uno de ellos, normalmente el de menor tamaño.

Y ayuda a tal deslizamiento la postura pasiva del mercado. Si el cliente pierde su capacidad crítica y acepta por literatura de calidad cualquiera que se le presente en papel de celofán... el conflicto está servido y, lo peor, se agravan los síntomas de idiotez del público lector. Ese es un punto de muy difícil retorno, ya que para llegar hasta ahí la salud intelectual de la sociedad ha sido gravemente dañada. Y, por tanto, la esperanza de recuperación del enfermo a corto y medio plazo es escasa. Pero en la oscuridad del túnel, por muy profundo que este sea, siempre hay algo de luz aunque resulte imperceptible,  y ello es debido a que el túnel, para que lo sea, ha de tener una entrada desde el exterior.

La literatura libre y comprometida seguirá viva mientras existan seres libres. Las más estrictas leyes económicas nada podrán hacer para borrar totalmente la libre capacidad creativa de la persona, aunque encarcelen a ésta en la prisión más tenebrosa. Adscrita a la logística de una gran editora o bajo las claves comerciales de una pequeña empresa, la literatura comprometida -quizás, marginal- seguirá su marcha. Lo importante es que alguien esté dispuesto a escribirla.
Traducción del artículo que escribí en euskera  en mi blog ETORKIZUNA ETORKIZUN el  14 de mayo de 2012 
Fotos: 
1.- adictamente.blogspot.com
2.- tere anda

viernes, 22 de junio de 2012

LAS CAMPANAS, PRESERVADORAS DE LA MEMORIA



Parroquia San Juan Bautista, Mondragón
Hubo una época en que el ritmo de los mediodías de verano en Mondragón lo ponía el toque de la denominada letxuga-kanpaia (campana lechuga) Cuando los obreros estaban a punto de salir de la fábrica, desde la torre de la iglesia un repique especial recordaba a las mujeres que en breves momentos llegarían a la mesa sus maridos, quienes  tras frugal y rápida comida volverían a sus puestos de trabajo. Al escuchar el sonido de la campana, las mujeres que se esforzaban en los lavaderos públicos por sacar la última colada corrían hacia sus casas para arrimar el puchero al fuego o preparar la ensalada.

Las campanas han marcado los biorritmos de nuestra sociedad. Y como nos muestra el ejemplo que he puesto, no solamente en las áreas rurales, si bien es cierto que las campanas han “mandado” de modo especial sobre los habitantes del campo, quizás por mayor proximidad o porque el nivel de sometimiento era más acentuado. O por las dos razones a la vez.

Las campanas de esta tarde  me han traído el acostumbrado mensaje sabatino, con su tradicional cadencia. Me ha parecido un repique frío. Está demostrado que el estado anímico de cada uno incide en el modo de recepción del contenido del mensaje, y dos cartas escritas en un mismo sentido pueden ocasionar reacciones encontradas en quien las recibe. El toque campanil de esta tarde no me ha producido ninguna buena vibración. Por el contrario, mi espíritu se ha ensombrecido, como si el sonido me hubiera transmitido una especie de choque inexplicable entre un  pasado lejano y un hoy inalcanzable.

Iglesia San Esteban, en  el barrio Udala de Mondragón
El campaneo de este sábado tarde ha vuelto a encender en mí una sensación de anacronismo, reafirmándome el mensaje llegado desde la torre en que en la actualidad el mismo no significa absolutamente nada en mi vida espiritual. Las campanas, al fin y al cabo, han sido los relojes de la vida sagrada de nuestros pueblos y el recordarlo me convence de que hoy en día están de sobra, ya que el rezo de las vísperas y del rosario vespertino son fósiles sin capacidad de encender ningún tipo de sentimiento. 
Los toques de campanas, por lo tanto, son inútiles manifestaciones si los consideramos como indicadores de usos sagrados. Podrían tener sentido, sin embargo, como preservadoras  de la memoria histórica. Analizándo desde ese punto de vista el sonido más lúgubre de una campana puede convertirse en sonido alegre. Para que mi espíritu no se ensombrezca, en adelante quitaré al mensaje de las campanas toda connotación religiosa. De esta manera creo que se me harán mucho más agradables. Y, seguro, que necesarias.

Traducción del artículo que escribí en euskera  en mi blog ETORKIZUNA ETORKIZUN el  2 de abril de 2012